una vez fuiste
la llamita de un calefón
en los hoteles abandonados
en vos yo calentaba los pies
lavaba mi enagua
hervía el café de los madrugones
por fuera
los caballos golpeaban las puertas
las madonnas retozaban
en el trigo
hacía mucho invierno
pero empecé a deshilarte como un muñeco
de lana
te saqué los botones
de los ojos, los llevé
hacia la niebla
para que no vieran su propio dolor
con el resto, muñequito,
fabriqué almohadas
de noche te sueño
te sueño
5 comentarios:
Hermoso poema, que sueña hasta en la desolación.
Salud! saludos!
Ahora sólo queda disfrutar cada sueño si es el único modo de tenerlo.
Saludos, Nat. Tenés razón: sueña en la desolación. Me hiciste ver algo lindo.
Un abrazzo.
Yo creo, Mama, que no hay que confundir la literatura con la vida.
Guiño.
Que delicadeza, que cadera candenciosa del verso. Tiene el ritmo del río cuando encayo en las piedras Icho Cruz.
Encantome que deshilachés hombres, que los desarmes de apoco sólo por el placer del sueño.
Besos
La heavy
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