jueves, 22 de enero de 2009

220109

una vez fuiste
la llamita de un calefón
en los hoteles abandonados

en vos yo calentaba los pies
lavaba mi enagua
hervía el café de los madrugones

por fuera
los caballos golpeaban las puertas
las madonnas retozaban
en el trigo
hacía mucho invierno

pero empecé a deshilarte como un muñeco
de lana
te saqué los botones
de los ojos, los llevé
hacia la niebla
para que no vieran su propio dolor

con el resto, muñequito,
fabriqué almohadas

de noche te sueño

te sueño

5 comentarios:

Natalia Molina dijo...

Hermoso poema, que sueña hasta en la desolación.
Salud! saludos!

Mamarracho dijo...

Ahora sólo queda disfrutar cada sueño si es el único modo de tenerlo.

Elena dijo...

Saludos, Nat. Tenés razón: sueña en la desolación. Me hiciste ver algo lindo.
Un abrazzo.

Elena dijo...

Yo creo, Mama, que no hay que confundir la literatura con la vida.
Guiño.

Leticia Ressia dijo...

Que delicadeza, que cadera candenciosa del verso. Tiene el ritmo del río cuando encayo en las piedras Icho Cruz.
Encantome que deshilachés hombres, que los desarmes de apoco sólo por el placer del sueño.

Besos
La heavy