viernes, 26 de febrero de 2016

Para mi amiga Leticia Ressia, por algunas cosas sueltas que hablamos...

estoy seca, padre? dejé de amarte o la muerte es
un soltadero de manos?

te amé alguna vez? esperé de vos, esperé
con alegría que llegaras del trabajo, o ya tenía, de nena,
el corazón seco como una rama?

me viste flotar, crecer en una miseria chiquita, me viste
ejercer, con determinación, la tristeza, la mugre,
el piojo, y nada se partió en luz hacia mí? nada
vino, fue mío, no fui
tu honra, padre?

desperdiciaste tu sangre? esas horas frente
al sol de noche, conmigo, a solas, las perdiste?
sentís que las perdiste? que yo era una cosa, digamos,
una cosita? como una maceta, un yuyito, el fantasma
que en fuegos, de noche, arrancaba en las lagunas
y se perdía, etéreo, en las cortinas,
en el alto y negro laurel donde posaban
las bandadas

alguna vez, mirándote a los ojos, me ofrecía a vos, te llamaba
desde lejos, diciéndote papá, papito, mirame, levantame
de este plato hondo de la amargura, dejá que sea
la criatura de tus sueños, el jardín de las delicias,
la flor de los cerezos en la boca del monstruo

algo no cuajaba en tu amor, se iba, o era débil:
me penabas al rincón cuando, en el verano, me asoleaba,
buscaba bichitos, tropezaba en las latas
me hacía amiga de la sombra

estoy seca? nací seca para vos, por vos?

cómo hubiera sido encontrarte, llamarte
como un fuego en la noche y que vinieras
donde yo alzaba mi corazón entre los trapos

padre dormido, ves cómo soy?
padre dormido, estoy acá, ves cómo soy?
ves, ahora, cómo soy, si te amé o cuánto o cómo?
lo ves, lo ves,
papá,
papito?



domingo, 14 de febrero de 2016

Febrero 2016

tengo que escribir o matarme, así de simple

yo era una mujer suave, quién lo hubiera dicho, pero el mal viene, se agolpa
en el corazón y llama

toma sus elementos, hace allí su casa de fuego

la sangre coagula, la noche se hace grande, viene la muerte o no
viene, acaso algo más pequeño que eso:
un rencor, los amigos que fallan,
las cuentas por pagar
la desesperación, el agua
que baja sucia y a gotas

¿la desesperación?

¿qué esperaba yo de la vida? seguro que no el doméstico
brillo de las ventanas recién lavadas, seguro que no
el candor simulado de la soga hecha trenza, collar

la gran tormenta yo quise, la furia
del veneno, el viento que arranca el farol
y limpia esta gloria de todos pudriéndose en su rama

¿estaba yo preparada? ¿alcancé a ver
este hilito negro y desventurado tirando de mí
el día de mi nacimiento?

me quería esta voz en medio de la nada
para la nada, o qué? armar el silencio?

le dije sí, madre, otra vez soy yo, esta,
toma de mí lo que haya


martes, 9 de febrero de 2016

para quien ha negado lo suyo...

para quien ha negado lo suyo, nunca nada
será suyo. de pertenecer, yo pertenezco
a esta raza de hombres y mujeres agrícolas. no lo niego:
no consigo hablar de lo que sé, y en cambio me siento ancha
y cabal caminando en el silencio, acomodando
las plantas, curando el piojo a las gallinas

hasta no hace mucho, usé pañuelo
quité la maleza, llevé la comida a los peones

¿para qué negarlo? tengo la piel ardida por la siesta, es natural
que me atragante cuando me veo rodeada de intelectuales y moños

quiero escribir, pero
¿qué clase de conversación es posible entre un gato en celo
y una gata castrada? lo he visto: todo es confusión, antojo,
una nube violeta de histeria, una corrida de noche
por los muros

miren: puesto así todo es claro, pero en medio,
en el grito de lo dicho, lo no dicho asoma, se va tejiendo
con lo tangencial, la trama de lo leve, de lo imposible

tengo, cuando viene el día, la sensación de despertar y haber luchado
ciega, desatada entre nubes, el corazón
se apena por lo que lloró en sueños, por el amor
ido tras los pasos del fantasma, fantasma él mismo
hecho de guiños y terrores

¿qué voy a decir? en verano supe poner
trapos mojados en los quicios para que no entrara
el polvo, el calor agónico, y entiendo
que el silencio teje su propio trapo, su elaborado herrumbre

por entre las grietas, un viento dulce de infierno,
un silbido: mi corazón se para y quiero escuchar, volcarme,
ser la dueña

pero no, no, esto es mezquino, es la venganza

¿has visto alguna vez al pájaro destrozar su propio nido
al ser tocado por el hombre?

así el mundo de las cosas: vuelto sobre nosotros, nos ha escondido
su gracia

vagamos huérfanos de ese íntimo esplendor

lo considero justo.