martes, 11 de septiembre de 2012

Porque creo en Alexis Comamala y en Gastón Sironi cuando me miran y hablan




Hacerlo público / Gastón Sironi



Ayer tuve la alegría de compartir una lectura de poesía con Susana Arévalo, Elena Annibali y Ceferino Lisboa. Fue la apertura del Espacio Poesía, una muy buena propuesta de la Feria del Libro que coordinan con esfuerzo y a la vez delicadeza los poetas Carolina Muscará, Sebastián Pons, Leandro Calle y Guillermo Bawden.
Cualquiera que vea la programación de este nuevo espacio verá que es plural, inclusiva de distintas estéticas, generaciones y procedencias/pertenencias dentro de nuestro ya muy diverso presente literario.

Sin embargo, no todo está planteado de esta manera en nuestra feria. El jueves 6 de setiembre quise acompañar a mi amigo Alejo Carbonell a recibir el Premio Alberto Burnichon al libro mejor editado en Córdoba en el año. La cita era en el mismo acto de inauguración. Pero me esperaba una sorpresa: el acto no era con entrada libre, sino por invitación, de modo que no pude entrar. Frente al Teatro Real la calle estaba vallada, y el ingreso al teatro controlado incluso por policías. ¿Cómo puede la feria del libro de nuestra ciudad comenzar con un acto cerrado, de ingreso discrecional? ¿Por qué hay que designar invitados, cuál es el criterio para hacerlo, y por qué no es público ese criterio? ¿Quién tiene el derecho de hacerlo, y en virtud de qué? Y otra pregunta: quienes se arrogaron ese derecho, ¿contestarán estas preguntas, con honestidad y para todos?

Naturalmente, para quienes nos dedicamos a escribir, traducir y editar libros, nuestra feria es un ámbito de enorme importancia, y el Premio Burnichon un momento especial en nuestro año de trabajo, de alguna manera una alegría para todos. Una alegría que no todos pudimos compartir. Por cierto, no afirmo esto como escritor o editor, no creo que por eso tenga que invitárseme: pienso que cualquier persona tiene el derecho de asistir a la inauguración de nuestra feria del libro.

Supe más tarde que el teatro no estuvo de ninguna manera colmado. Supe también que nada se dijo sobre Alberto Burnichon. Una persona tan valiosa, un faro en la edición hecha en Córdoba. Un editor valiente de libros exquisitos, que fue asesinado en la última dictadura, y sobre cuya memoria este premio debería agregar trazos año a año. Sin embargo, como señaló en estos días el poeta Alexis Comamala (www.peladoconpolera.blogspot.com.ar, 7/9/12), nada se dijo sobre él, ni sobre Juan Maldonado o Julio Castellanos, que recibieron el nuevo premio que lleva el nombre de Romilio y Glauce. Todas personas imprescindibles para la historia de nuestros libros. Maestros, a quienes tanto debemos escritores y editores, funcionarios y lectores.

Antes de leer mis poemas, fue de esta indignación que hablé en la apertura del Espacio Poesía. Dos de sus organizadores, Leandro Calle y Guillermo Bawden, me pidieron que apuntara estas ideas y las enviara a este sitio, para compartirlas, para discutirlas, para hacer público lo que tanto cuesta hacer público.


Gastón Sironi

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Vaciar el estado, la cultura y la política en la ciudad de Córdoba / Alexis Comamala

Es verificable en el campo de lo real que los premios "Romilio y Glauce" entregados anoche en la apertura de la feria del libro de la ciudad de Córdoba (Argentina) en el "teatro irreal" no hacen alusión a dos dioses romanos. Y el premio Burnichon al mejor libro editado en Córdoba no hace alusión a un caballero de la mesa del rey Arturo.

Anoche jueves 6 de septiembre de 2012 se entrego el premio "Romilio y Glauce" a la trayectoria a Juan Carlos Maldonado, Julio Castellanos y Daniel Toro hacedores de este territorio cordobés.

Juan Carlos Maldonado fundo la editorial Alción junto a Julio Castellanos en el año 1981. Edito, editaron libros de la poeta Glauce Baldovín, Marcelo Masola, Romilio Ribero y la cuenta es larga con ese sello y la historia continua.

Julio Castellanos dirige desde 1990 la editorial Argos que ha editado casi toda la obra de Glauce Baldovin además de las obras de Enrique Luis Revol, Marcelo Masola y Juan Filloy entre otros 300 titulos. Julio Castellanos es poeta y ha editado más o menos una docena de libros de su autoria.

De Daniel Toro uds. quizás me puedan ilustrar más que el video que se pasó anoche. Sabemos como muchos que es músico de invalorable canciones e interpretaciones en los años 70´.

Aunque yo no estuve anoche en la "teatro irreal" puedo hablar de lo que me contaron varios compañeros y amigos, incluso agraciados del premio.

No se dijo nada de Glauce y Romilio, se dijo que eran poetas, pero cuales eran sus libros, sus luchas, sus estéticas, donde nacieron donde murieron y como. Entonces Glauce y Romilio son solo dos dioses romanos para los organizadores de la feria, la cual esta organizada por municipalidad, la provincia, la universidad, entre otros.

También se entrego el premio Burnichon al libro mejor editado en Córdoba que fue Ostras de Martín Cristal editado por Caballo Negro. Lo recibió su editor encargado Alejo Carbonell. ¿Quien es Alejo Carbonell? Es un luchador de esgrima de la alta calabria. No, es un editor; pequeño en cantidades de titulos pero con amplia trayectoria. Caballo Negro no es su mascota con la que sale los domingos por la noche.

Lo importante es borrar las biografías en la literatura pero en la vida del quehacer cotidiano de lucha y remedo de los disfraces hay que decirle a los que asisten a un evento publico que San Martín no solo tenia un caballito blanco con el cual cruzo los andes por que le gustaba el montañismo. Por respeto al publico, al lector. Por que seguro que había gente en el "teatro irreal" que sabia quienes eran Julio Castellanos, Juan Carlos Maldonado, Daniel Toro, Alejo Carbonell pero la cultura no debe ser solo para los iluminados.

La municipalidad labura para 2 millones de personas. Seguro no lo saben. Y si lo saben lo callan como hicieron callar otorgándoles el silencio a los premiados para que no agradezcan por el mismo premio. Se podrían haber filtrado el pasado y el presente de la ciudad. Mejor callar y otorgar.

El miedo es el lugar de los cobardes. Borraron las biografías de los premiados, los condenaron a un silencio de antemano y borraron las memorias sobre los nombres de los premios Romilio y Glauce.


No se necesitan panegíricos obsoletos de todo lo que se hace pero si necesitamos saber por que y como se da un premio. Los premios a mi parecer están bien entregados en este caso pero no es esa la discusión.

Entonces, olvidando a Alberto Burnichón que fue un boludito con una valijita que viajaba haciendo títeres por todo este vasto país en busca del grial para poder llenar las arcas de contante y sonante para un dios desconocido, ¿Pero entonces Burnichon no era el que edito a Daniel Moyano, Antonio Oviedo, Manuel J. Castilla, Juan José Hernández, Leopoldo Castilla? ¿No fue Burnichon el que asesinaron en Córdoba de un balazo en la cabeza a comienzos de la última dictadura militar? ¿No fue tampoco el que edito Doce Sonetos, de W. Shakespeare con traducción de Alfredo Martínez Howard y Maggie Howard de Martínez y tampoco el culpable de editar Toda la Gente que Nunca Tuve, de Herbert E. Francis con traducción de Blanca Ofelia Castillo?

Burnichon entonces fue solo un salieri del rey Arturo para un luchador de esgrima de la región calabresa.

Seguramente lo que aquí narro no es la primera vez que pasa.
El gesto es más que radical y es muy importante premiar a hacedores de puentes culturales en Córdoba.
Bienvenida la feria.

Yo soy Alexis poeta y librero nacido en esta perfida Córdoba y no un llegado de Marte con visa por unos días. Aunque hice dos goles en contra en un mismo partido cuando era chico y me quedo el mote de marciano, nací en córdoba y prefiero las huellas.

Si es posible acordarse si no demoler el pasado.

Alexis Comamala

jueves, 6 de septiembre de 2012

Avelina Lésper

"La carencia de rigor (en las obras) ha permitido que el vacío de creación, la ocurrencia, la falta de inteligencia sean los valores de este falso arte, y que cualquier cosa se muestre en los museos", afirmó Lésper.
Ciudad de México.- Con la finalidad de dar a conocer sus argumentos sobre el por qué el arte contemporáneo es un "falso arte", la crítica de arte Avelina Lésper ofreció la conferencia "El Arte Contemporáneo- El dogma incuestionable" en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) en donde fue ovacionada por los estudiantes.

"La carencia de rigor (en las obras) ha permitido que el vacío de creación, la ocurrencia, la falta de inteligencia sean los valores de este falso arte, y que cualquier cosa se muestre en los museos", afirmó Lésper.

Explicó que los Los objetos y valores estéticos que se presentan como arte, son aceptados, en completa sumisión a los principios que una autoridad que impone.

Lo que ocasiona que cada día se formen sociedades menos inteligentes y llevándolos a la barbarie. También abordó el tema del Ready Made, sobre el que expresó que mediante esta corriente "artística", se ha regresado a lo más elemental e irracional del pensamiento humano, al pensamiento mágico, negando la realidad. El arte queda reducido a una creencia fantasiosa y su presencia en un significado. "Necesitamos arte y no creencias".

Asimismo, destacó la figura del "genio", artista con obras insustituible, personajes que en la actualidad ya no existen. "Hoy con la sobrepoblación de artistas, estos no son prescindibles y la obra se sustituye por otra, porque carece de singularidad".

Detalló que la sustitución de artistas se da por la poca calidad de sus trabajos, "todo lo que el artista realice esta predestinado a ser arte, excremento, filias, odios, objetos personales, imitaciones, ignorancia, enfermedades, fotos personales, mensajes de internet, juguetes, etc. Actualmente hacer arte es un ejercicio ególatra, los performances, los videos, instalaciones están hechos con tal obviedad que abruma la simpleza creadora, y son piezas que en su inmensa mayoría apelan al menor esfuerzo, y que su accesibilidad creativa nos dice que es una realidad, que cualquiera puede hacerlo".

En ese sentido, afirmó que no darle el status al artista que lo merece, ocasiona un alejamiento del arte a las personas, lo demerita, lo banaliza. "Cada ves que alguien sin méritos y sin trabajo real excepcional expone, el arte va decreciendo en su presencia y concepción. Entre más artistas hay, las obras son peores, la cantidad no está aportando calidad".

"El artista ready made toca todas las áreas, y todas con poca profesionalidad, si hace video, no alcanza los estándares que piden en el cine o en la publicidad; si hace obras electrónicas o las manda a hacer, no logra lo que un técnico medio; si se involucra con sonidos, no llega ni a la experiencia de un Dj. Se asume ya que sí la obra es de arte contemporáneo, no tiene por que alcanzar el mínimo rango de calidad en su realización. Los artistas hacen cosas extraordinarias y demuestran en cada trabajo su condición de creadores, ni Demian Hirst, ni Gabriel Orozco ni Teresa Margolles, ni la inmensa lista de gente que crece son artistas, y esto no lo digo yo, lo dicen sus obras", aseveró.

Como consejo a los estudiantes, les indicó que dejen que su obra hable por ellos, no un curador, no un sistema, no un dogma, "su obra dirá si son o no artistas, y si hacen este falso arte, se los repito no son artistas".

Lésper aseguró que hoy día, el arte dejó de ser incluyente, por lo que se ha vuelto en contra de sus propios principios dogmáticos y en caso de que al espectador no le guste, lo acusa de "ignorante, de estúpido y le dice con gran arrogancia, si no te gusta es que no entiendes".

"El espectador, para evitar ser llamado ignorante, no puede ni por asomo decir lo que piensa, para este arte todo público que no es sumiso a sus obras es imbécil, ignorante y nunca está a la altura de lo expuesto ni de sus artistas, así el espectador presencia obras que no demuestran inteligencia", denunció.

Finalmente, señaló que el arte contemporáneo es endogámico, elitista; como vocación segregacionista, realizado para su estructura burocrática, para complacer a las instituciones y a sus patrocinadores. "Su obsesión pedagógica, su necesidad de explicar cada obra, cada exposición, su sobre producción de textos es la implícita acotación del criterio, la negación a la experiencia estética libre, define, nombra, sobreintelectualiza la obra para sobrevalorarla y para impedir que la percepción sea ejercida con naturalidad".

La creación es libre, pero la contemplación no lo es. "Estamos ante a dictadura del más mediocre".