para la liebre, la luz de la linterna del cazador
es un pequeñísimo y muy raro amanecer
como en cada mañana, se pone frente a la luz
y sabe que debe decir su oración, sabe
que es la hora en que se halla el rocío en el matorral o
la tibia pelusa de la cría
para la liebre, no encandilada sino sumisa
ante el amor del sol,
el tiro de escopeta semeja el sonido
de una bandada disparándose al aire
aún si el fuego penetra su carne,
aún si cae, su cuerpo no entiende
el triunfo del que caza, su viciado deporte
entiende, sí, el sueño que le embarga
y eso es siempre así
cada mañana
4 comentarios:
siempre asísiempre así...abrazos,condenas,luces
aún si el fuego penetra su carne,
aún si cae, su cuerpo no entiende
el triunfo del que caza, su viciado deporte
entiende, sí, el sueño que le embarga
y eso es siempre así
cada mañana
Extrañas sensaciones, alucinante poema.
Saludos.
Ale: siempre agradecida por tu palabra, por tu don compartido.
Besotes!
Anónimo: muchas gracias por tu lectura, un abrazo.
El problema con leerte, Elena, sigue siendo el mismo: temo repetir que me da envidia literaria, temo ser un gruppie cargoso, y así...
Abrazo.
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