nos haremos viejos, no será fácil deshacernos
del terror a la inconsistencia
del mundo
tengo miedo a esta niebla, amor,
te diré un día, mientras, tanteando
con la mano tus ojos, querré
ver, una vez
no más de una vez
lo que has visto
atrás van a quedar los viajes, el fuego
de los viajes
el arco tornasol de las selvas caribes
los pájaros exóticos que no debíamos fotografiar
porque en el resplandor inaudito de los flashes
el ave caía del árbol
¿así ha de ser mirar a Dios?
un relámpago que alumbra y, cegados los ojos,
caer sin previsión alguna, caer
no en su gracia, ni
inversamente ascender hacia algún paraíso
sino simplemente
caer
en la hojarasca del tiempo
solos y pesados
en la plenitud de la belleza
todo ardor, todo
desconcierto
la carne
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