Yendo de Córdoba a Oncativo, por la autopista,/
donde hay bañados negros, juncos y algunos patos,/
no me molesta que otra vez el transporte que es pésimo,/
me deje en la estación de servicio. Siempre hay gente/
que se sienta a hablarme mientras el chofer espera que bajen/
de la capital con la camioneta del taller. Siempre hay alguien/
que me dice cosas de su vida. Mientras el sol atardece, escucho/
la historia de otros. Amores, deudas, hijos. A veces/
caminamos hasta una canilla para buscar agua, vemos pasar/
los camioneros con sus mujeres, con el alborozo de sus/
putas abrazándolos por la cintura, compartiendo su cena,/
tendiendo sus hamacas, sus mesas de comer que comparten/
con los galgos de ahí./
Detrás del predio hay unos árboles. Ahí fumamos con un hombre/
alto y joven, que parecía triste. Dijo ir a la ciudad por su enfermedad./
No dijo otra cosa. Dijo enfermedad. Me preguntó qué hacía./
Me dio pudor decir: escribo. Dije solamente que enseñaba./
Después me dijo mirá. Un perro flaquito jugaba con un camionero/
a la pelota./
4 comentarios:
Por fin actualizó....
Justo venía pensando en eso que nos une a los extraños. Vengo de una sala de espera donde esperé...y uno habla de eso que por un rato tenemos en común "y, el doctor no viene"...nos miramos entre todos, imaginamos las vidas, si se le animan le preguntan.
Uds. que hace?
Anímese.
Ud. escribe.
Besos
Me gustó compartir tu viaje y todos lo personajes a los que seguro sacaste la sonrisa a flote...
Desgarradora a veces la vida y cruda la rutina sin esos momentos tan cotidianos..
Saludos
En tren de seguir hablando...
¿Te acordás de la vieja que en 8 minutos nos resumio su vida, en la estación de Villa General Belgrano?
Lo peor es que incluso en ese resumen, repitió varias frases, varias veces. Lo cual reduciría su vida a 3 ó 4 frases.
También estaba enferma de algo, y también estaba preocupada, y también estaba esperando, y también había un perro. Que jugaba.
Los perros son más inteligentes.
Vengo llegando de un viaje exprés a Buenos Aires... todo fue así: personas que aparecen y desaparecen lléndose arriba de un taxi, dando vuelta en una esquina, dejándonos solitos con ese trozo de la vida de alguien con el que ahora uno no sabe qué hacer.
A veces es molesto que la gente te cuente su vida, otras da igual, otras conmueve. Yo creo que no depende del qué ni del cómo, sino del quién.
Creo que hablo con extraños porque yo también tengo una enfermedad: a veces es muy difícil estar solo.
Muy lindo blog. Felicidades! Volveré y si te parece, podemos compartir vínculos entre nuestros blogs. Avísame.
Saludos: Lucía
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