domingo, 5 de julio de 2009

050709

yo preparaba un gulash cuando entraron
a mi cocina
los fantasmas

en punta mi hermano
no mayor que en la hora de su muerte

más atrás, mi abuelo,
prendido al cabestro de un alazán finísimo
con los ojos de muchos de nosotros
el corazón quebrado

después los santos
que, por años,
echaron su lumbre de miedo
a la vera de mi cama

por días los escuché retozar en el césped de mi patio
reír bajo el agua y el sol enfermo de julio
roer las cortinas, despedazar
como ratas
el empapelado

¿quién ocupa, ahora, este lado de la puerta?
¿quién de nosotros llama,
en su nombre
a la noche?

11 comentarios:

néstor dijo...

Los fantasmas y los santos, buena dupla esa. No se me quede en el medio, madame, que hay mucho para escribir.

Shivá dijo...

He de confesar que me he vuelto adicto a este blog...

Dylan Forrester dijo...

Interesante poética. Te sigo.
Nos leemos.

Saludos...

Elena dijo...

Néstor: el medio es, por definición, EL LUGAR para escribir.
Un abrazo.

Elena dijo...

Sondear: entonces somos dos los que olemos en este lugar algo tóxico y dañino.
Saludos.

Elena dijo...

Jorge: y viceversa.
La seguimos.

ethel artau dijo...

Siempre paso, para disfrutar. Cada vez que publicas escritos lo hago. Gracias.
Un abrazo.

Srta. Experimental dijo...

los santos, nunca los fantasmas

Elena dijo...

Ethel querida: también paso seguido a leerte. Vi por ahí unas fotos de... ¿puede ser Pilar?
Un abrazo.

Elena dijo...

Srta. Experimental: pero qué santos! además, los fantasmas son, en cualquier sentido, familiares.

ethel dijo...

Neu, no conozco Pilar. Hay unas de Colonia Caroya.
Abrazo!