yo fui la señora de xibalbá,
el gajo negro en la correntada de tu corazón
te escuché, cada día, llegar
irte
seguir por los cauces donde anidan
los lagartos, el crespín
allí yo encendía un brasero, echaba
mi sangre al fuego
para que te llamara
para que hablara por mí
vos fuiste un jaguar, y viniste
por el camino antiguo del juncal
en el muro de mi casa, dejaste
la larga huella de tus uñas
el trueno ronco de la voz
el brillante éxtasis de tus ojos
como un oscuro río de hormigas
entraste y saliste
para moler la piedra, los tejidos
el molino
toda la carne de la penumbra
1 comentario:
che elena qué pasa...no se puede escribir así...es demasiado...esto no debe continuar
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