lunes, 2 de marzo de 2009

José Watanabe-Resurrección de Lázaro

El poder de su voz venía del convencimiento
de que él era Él,
y así llegó hasta tu sello de piedra
para ordenar que tus carnes entraran nuevamente
en el tiempo.

Y ahora limpia el atroz perfume de la muerte
en agua clara y fresca: lava tus largas vendas
en la corriente del río
como los pobres desaguan los interminables intestinos de ganado
que guisan y comen,
y luego enróllalas
y guárdalas.

Sé, pues, precavido
porque nadie sabe hasta cuándo durará el terrible
milagro.
Él dijo que te levantaras y no dijo más, ninguna promesa.
Tal vez solo tienes apurados días
para contemplar con tus ojos de carne rediviva
a tus hermanas comiendo pan y mollejas.

Debo decirte, Lázaro,
que aquí en Betania ya no tenemos noticias del Milagroso.
Sin profetas nos sentimos muy solos.

Cuando retornes a tu sepulcro
no volverás a escuchar
su voz impertinente detrás de la piedra.

De Habitó entre nosotros

2 comentarios:

mi otro yo dijo...

Que interesante la forma de decir. Me gusta.

Saludos

néstor dijo...

Que había sido bueno nomás el Watanabe,tenía ud razón. Me gusta esa sutil manera de desautorizar el discurso religioso. Compro.

Muchas gracias por el link, ya mesmo retribuyo el gesto.
Porque como decía la Venus de Milo: démonos una mano, che!

Salú y pesetas.