martes, 14 de julio de 2009

Los arcoiris

"Buscando más pichis en otros cerros, una mañana pudo ver la Gran Atracción. (...)
Mirando al sur, se había formado un arco iris. Suavecito: la bruma gris fue tomando color -primero anaranjado- y era como un un humo de color muy liviano. Después hizo su forma de arco; era un humito naranja y verde tratando de dibujar un arco, lejos, en el sur.
Una de las puntas del arco se apoyaba en el mar, al este. La otra, se perdía por el oeste, sobre la zona del canal. De a poco, el arco fue tomando colores y haciéndose más nítido y él ya no lo dudó(...) Era raro. ¿No sería un truco de los ingleses? Seguro que era un truco de los ingleses -pensó entonces-, y la Gran Atracción que sucedió después se lo acabó de confirmar.
Y entonces escuchó un Pucará. Venía volando bajo, a ras del cerro. Pasó tan cerca que pudo ver los bigotes del piloto argentino, pegados al micrófono. (...)
Atrás vinieron los del montón -pasaron ocho, pasaron dieciseis-, y mirando eso que pasaba le parecía una letra "ve" gigante, y después calculó que serían el doble y ya no los pudo contar porque contra las colas venían pegados tantos más, que el cielo arriba se oscureció, las piedras se movieron del ruido, y empecó un frío fuertísimo, por la sombra que hacían y el viento que soltaba la cortina de aviones volando bajo, camino al sur, al arco iris. ¡Seguro que fue un truco de los británicos! (...)
Por eso llamaron al acontecimiento la Gran Atracción, los que pudieron verlo.
Lo que él vio desde esa cresta, fue que al llegar al cielo azul, la "ve" de aviones se quedó pegada contra el aire, incrustada en lo azul y que después los avioncitos se desparramaron por el azul y empezaron a deshacerse sin caer."

Fragmentos de las páginas 97, 98, 99 de Los pichiciegos, de Fogwill.

Llegó y se fue.

Como no la esperaba, vino y me abandonó.

Pero volverá, con las mismas promesas y las mismas histerias y perfumará
mis caricias con su hermosa geografía, como una serpiente, como el arco iris
que hace llorar a los aviadores.

La serpiente arcoiris, Jorge Carrol.

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